Personal

¿CUÁNDO TE HICISTE MAYOR?

La miro y me pregunto en qué momento creció tanto.
Cuándo cambió su «Aetata» por «Alessandra».
Cuándo su «Alala» por «te quiero».
Cuándo dejó de depender de mi mano para caminar.

Me pregunto en qué momento dejó de ser un bebé, cómo es posible que el tiempo haya pasado tan rápido y lo vivido parezca un sueño.

La miro y todavía me parece mentira.
Y me miro a mí misma y no puedo evitar sentirme orgullosa. Porque la crianza no entiende de suertes ni azar. Entiende de amor, de comprensión, de empatía, de tiempo, de aprendizaje, de cercanía. Y mi hija ha tenido todo eso y más.

He cometido cientos de errores pero creo que he sabido identificarlos y rectificar. Y sigo equivocándome (es inevitable) pero continúo aprendiendo para llegar a ser la madre que mi hija merece.

Me enorgullece haberme librado de mis mochilas, de mi pasado, del desapego absoluto. Me siento feliz por haber dado el paso de seguir a mi instinto desde el primer día haciendo oídos sordos a quienes me alentaban a hacer lo contrario.

post1_252

Soy feliz con el camino escogido. Con sus renuncias (¿acaso la vida en sí no es una continua renuncia?) y con sus sorpresas. Con los cambios que esperaba y con los que no. Pero al fin y al cabo es el que yo escogí. ¿Hay mayor fortuna que poder elegir y hacer lo que realmente quieres?

Mi sitio ahora está junto a ella. Así lo decidí y así vivo mi vida. Priorizando. Poniéndola por delante de todo y de todos. Porque no concibo el amor incondicional que siento hacia ella de otra forma. No me imagino viviendo otra vida.

Y he vivido mucho en mis 31 años. Pero nada es mínimamente comparable a ser su mamá…

Total de visitas Visitas hoy

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

trece − 1 =

A %d blogueros les gusta esto: