Alessandra nunca había sido una niña de ponerse malita. En dos años apenas recuerdo una otitis a los dos meses de vida y poco más. No se resfriaba y ni hablemos de bronquitis o laringitis. Sus dos primeros años de vida fueron súper tranquilos en ese aspecto. Todo comenzó cuando Marcelo tenía cinco días de vida. Mi marido estaba fuera de gira esa semana y mi suegra vino a echarme una mano. La noche que llegó fuimos a cenar a un bar cerca de casa y pedimos pizza y de postre tomamos helado.
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ANTES…
Antes, las noches eran silenciosas, tranquilas. Solo me desvelaba un dedo en mi espalda y un susurro al oído «mamá, tetita» Antes, las noches eran bonitas. Cerraba los ojos mirándola, acariciando su pelo, dándole gracias por existir.