Personal

Y DE REPENTE, UN DÍA, ECHÓ A CORRER

Y de repente un día echó a correr…

Y de repente ya no le apetecían tanto mis brazos…

Y sentí como una parte de mí se alejaba para siempre.

Sentí que mi bebé ya nunca más volvería a ser un bebé…

Sentí tanta melancolía…

 

Todo el mundo dice que tenemos que disfrutar de nuestros hijos al máximo porque el tiempo pasa volando pero nunca imaginas que los meses lleguen a parecer semanas y las semanas días. De pronto echo la vista atrás y me cuesta recordar a mi hija cuando era un bebé. Parece que siempre haya tenido 17 meses, que siempre habló, que siempre caminó…

Es entonces cuando soy consciente de que ese tiempo pasó. Y aunque lo que viene es maravilloso no dejo de sentir nostalgia. Recuerdo la sensación de verla sonreir por primera vez y de su primer «ajó». Sigo sintiendo lo mismo con sus primeros pasos, con cada palabra nueva que aprende, con cada cosa que descubre pero me sigue dando pena pensar que ya han pasado muchas primeras veces que no volverán y que crece demasiado rápido…

Y me encuentro ante mi pequeña, que poco a poco va dejando de ser un bebé para convertirse en una niña. Un cambio que hace nada veía muy lejos pero que quizás ya se haya producido.

Es curioso pero a veces mi marido, al verme con la niña en brazos intentando hacer algo me «recuerda» que puedo dejarla en el suelo, que ya sabe andar. Y la verdad es que muchas veces se me olvida! No me acostumbro…

Es que, como dice Borges, «estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo«.

Y yo creo que esa es la explicación. Soy tan tremendamente feliz viéndola crecer y viviendo con ella cada segundo de su vida que mi tiempo pasa más rápido de lo normal…

 

Total de visitas Visitas hoy

2 Comments

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

4 × 4 =

A %d blogueros les gusta esto: